martes, 30 de junio de 2009

Se enciende una estrella

Tal vez asi deberíamos imaginarlo antes de caer en el eufemismo cliché de "se apaga una estrella". La muerte de Michael Jackson ha golpeado duramente no sólo a sus fanáticos, sino tambien a quienes le agradan los acordes estandarizados que hacen vibrar los tímpanos con gusto, y los pasos de baile singulares con que nos identificabamos con éste personaje. Fueron años de dominio imperial, de estereotipo arraigado en el inconciente cultural colectivo, de un ser fantasmal y real a la vez, de melodías aprendidas masivamente. A veces nos preguntamos que hay detrás de las caras públicas una vez cerrando la puerta del pretendido anonimato. Si acaso las acusaciones planteadas en su contra eran ciertas, o son creaciones propias del "entertainment" o, esta vez, realmente sus reclamos de víctima ajusticiada eran válidas. En este aspecto, a veces es recomendable hacer el ejercicio de la retrospección culposa y no la exploración de vigas y maderos en los ojos ajenos, cual oftalmólogo farandulero de los cuales lamentablemente estamos peligrosamente acostumbrándonos... adiós '80 y '90, con los clásicos retrocesos en la pista de baile, con muertos vivientes saliendo sedientos de las tumbas o pasos quebrados que sólo la sensibilidad de un artista excepcional podía ejecutar... mis respetos y un hasta pronto Michael...