El Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, electo en el año 2006, ha sido depuesto por un golpe de estado, justo antes de realizar un polémico plebiscito que abriría la posibilidad a una reelección e importantes cambios políticos. De reconocida postura de izquierda, este gobierno formaba parte de un grupo de administraciones de países fuertemente vinculados con el gobierno de Hugo Chávez y su visión latinamericanista antinorteamericana. Obviamente, detractores y partidarios se enfrascan en discusiones sobre la legalidad del movimiento cívico-militar, lo cual tensa en extremo la situación interna. La ONU ha dado su apoyo al Presidente depuesto, lo mismo que la OEA y EE.UU. Chile fue uno de los primeros países en exigir el regreso de la institucionalidad.